Formación en Sanación Energética

La Técnica

Durante el Programa de dos años de duración, el trabajo va construyendo un cuerpo y un campo energético que permitirá al alumno incorporar un conjunto orgánico de técnicas.
Los protocolos técnicos encriptan un lenguaje dirigido a zonas más profundas y esenciales. Ese lenguaje llama al contacto con una vibración, inmanente en todo Ser, que tiene el poder de disolver constructos que obturan Vida. Un despertar que opera sanación.
Esta forma de trabajo es extremadamente cuidadosa con el paciente y con el sanador. Se privilegia la evolución orgánica a cada paso, generando una consistencia tal que la práctica se convierte en una herramienta de sanación permanente para el mismo sanador. La exploración en esta forma de contacto con otros seres no se circunscribe solo a lo profesional, también propicia un cambio profundo en la forma de vincularse.

Un proceso personal en el tejido grupal

Un proceso como el que proponemos no podría hacerse en forma individual. El campo grupal va construyendo tanto un recipiente de contención, como una dínamo que motoriza y amplía el horizonte del viaje de la conciencia. Es el campo grupal el que opera verdaderos milagros evolutivos..

Monitoreo

Un cuerpo de tutores docentes acompañan los dos años del Programa, atentos al proceso de cada alumno, en línea con propiciar su florecimiento y el pleno despliegue del tejido grupal.

Modalidad de clases

Clases semanales de tres horas, de las que podrán participar en forma presencial o virtual, según se detalla más adelante. Se requiere también la participación en 2 “Seminarios Técnicos” de fin de semana, en cada año de nuestro programa.
La Formación puede cursarse de manera presencial o en forma online en encuentros sincrónicos.
El Programa Instensivos se desarrollará en siete módulos de fines de semana y tendrá únicamente la modalidad presencial.
La sede para los encuentros presenciales es Fundación Columbia, Borges 2020, Palermo, Buenos Aires.
Las clases virtuales se dictarán por Zoom en el día y horario del nivel correspondiente durante los 2 años de la Formación.

La exploración como metodología de trabajo

Esta disciplina no podría ser recibida en forma puramente cognitiva. Solo pasando la experiencia por el cuerpo y por el campo energético, podrá irradiarse la sanación.
Más allá de las técnicas que se imparten, el mayor énfasis está puesto en desarrollar campos energéticos que puedan sostener procesos de integración creciente.
Por eso, el trabajo corporal es uno de nuestros pilares. Entendemos que, si este proceso no ocurre en el cuerpo, hay una dimensión fundante que no está siendo atendida. En esta área usamos un lenguaje que convoca al unísono al cuerpo físico y al campo energético, honrando la indisoluble unidad que somos. Un lenguaje al que todo humano es sensible, idóneo para procesar el tipo de información que irá emergiendo.
En cada encuentro, el trabajo inicia en lo vivencial. Cuando esa información está cargada en los cuerpos, se organiza la habilidad incorporada en la experiencia sobre una estructura técnica. Así, se arriba orgánicamente a una conceptualización teórica. Y para este proceso es importante propiciar cuerpos resonantes, fluidos, tan despojados de emociones tóxicas como vaya siendo posible, porque esto clarifica el registro y la decodificación de la información.

Propósito de nuestra formación

La herramienta básica del sanador es su propio campo energético. Pero sabemos que si no hay cuerpo, no hay campo. Necesitamos, entonces, propiciar el desarrollo de un cuerpo-campo (nombre que le damos en la Escuela), que pueda sostener procesos de ampliación de conciencia, progresivos y orgánicos.
En la primera fase de la formación, el trabajo está dirigido al conocimiento del propio campo energético así como las áreas que requieren sanación, dando recursos concretos para que los participantes se encuentren con todo su capital energético. A este fin será necesario propiciar una afinada percepción y registro consciente.
Sabemos que es posible habitar la multidimensión, abrazar la certeza de que hay más amor del que parece haber, y vivir de una forma energéticamente más ecológica, entendiendo que la sanación no es sólo una práctica puntual, sino fundamentalmente un estado de conciencia permanente. Un estado que es naturalmente irradiatorio, y que lejos de demandar energía, la recicla y actualiza, dándole una tremenda vitalidad a la vida.
Estas certezas, tan sutilmente concretas, son para ser compartidas, circuladas, irradiadas, porque esa generosa circulación está en su esencia.
Sobre estas bases se formatea toda la instrucción teórica y la práctica técnica que la Escuela ha venido desarrollando y actualizando. Nos consta que este proceso solo es válido si se engarza con un proceso personal que fertilice la siembra y propicie el florecimiento. Pareciera que los humanos necesitamos un proceso consciente para recordar quiénes esencialmente somos, así como ciertas capacidades normales que, por lo general, no se desarrollan.
El trabajo es seguido de cerca por un Equipo de tutores que vibra en ese acompañar, irradiando su aporte en su específica cualidad.
Nos iremos introduciendo así, de una forma cuidadosa, en un arte que es mucho más natural de lo que se puede suponer.
Esta Formación está viva, viaja con cada viajero, refinándose en cada vuelta.

Contenidos y secuencia del “viaje”

Durante el período al que llamamos Ciclo Introductorio, se presentarán las bases del método y se trabajará intensivamente sobre el propio campo, con técnicas de meditación en movimiento y el uso del sonido para expandir campos, creando una “sustancia vibracional resonante”.
En este nivel se apunta a expandir la conciencia y por tanto el registro consciente, desarrollando la capacidad de calzar en un orden mayor nuestros patrones energéticos. …La técnica como vía para que el alma del sanador se exprese, toque, ilumine, sane, ame…
En la siguiente fase, a la que llamamos “Primer Nivel” habrá mucha más técnica y comenzarán las prácticas de sanación. Se introducirá la técnica de la Quelación, creada por Rosalyn Bruyere y desarrollada por Barbara Brennan.
En su punto básico esta técnica limpia, carga y armoniza el campo energético mediante la remoción de residuos aurales aportando orden y armonía a todo el sistema. Y más allá de esto, se constituirá en vehículo de una comunicación mucho más amplia entre distintos niveles de conciencia, tanto del paciente como del sanador. Abriendo un contacto multidimensional.
A bordo de este “navegador” de cuerpos / campos, iremos desarrollando una elevada percepción sensorial, sutilizando el registro de los distintos niveles del campo energético humano. Encontrando naturalmente la forma de trabajar en cada uno de ellos, explorando el tipo de disrupciones propio de cada nivel o cuerpo sutil y la forma específica de inducirlo a un nuevo orden.
El campo energético crece con el sanador y en esa medida su trabajo cobra consistencia, descubriendo que es humanamente posible para todos.
En esta etapa se trabajan tres niveles del campo energético, los más próximos al cuerpo físico, en la escala de lo más denso a lo más sutil. Preparando nuestro ingreso a lo que, para este modelo, es el cuarto nivel o el plano Astral. El plano Astral moldea la experiencia del alma encarnada... (Alice Bailey)
La siguiente fase a la que llamamos Nivel Intermedio, introduce en un nuevo mundo que habita el mundo ordinario y comenzamos a operar en “Sanación Astral”.
El propósito en esta etapa, es colaborar en la sanación del nivel astral individual y a través de él en la sanación del astral colectivo. Que no sea este un acto de poder del yo, sino un acto alineado con la voluntad del alma. Guiados por su amor, iluminados por su sabiduría.
Este es el nivel que requiere mayor sanación, donde se fijan las experiencias traumáticas, tanto a nivel individual como colectivo.
En rigor, reside aquí el fundamento energético del trauma y por eso aquí encontramos uno de los diferenciales más importantes entre este modelo y cualquier técnica terapéutica de abordaje a contenidos traumáticos. El otro diferencial de esta modalidad es la “ecología energética” en la que operan sus sanaciones. En este nivel trabajaremos también los tejidos vinculares. Integrando hacia fines del primer año la técnica de “Sanación de Cordones Vinculares”.
El criterio general será no cortar jamás un cordón bioplasmático (energético), sino sanarlo, desarrollando el fundamento de esta lógica. A este nivel lo llamamos también: “Hospital Astral”, porque entendemos que los alumnos están sanando sus propios contenidos a medida que se forman y se entrenan, para llevar sanación al medio.
A esta altura el grupo opera también como un recipiente de contención, para el proceso de sanación de cada integrante. Y si bien el objetivo directriz es la formación, es ineludible y saludable que sean registrados y atendidos los aspectos que en cada uno requieren sanación.

Florecimiento

Llamamos florecimiento, al momento del proceso en que, a través del contacto con cualidades esenciales, las personas comienzan a vibrar en otra frecuencia. No es cuantitativo (un poco más de algo), hay un proceso alquímico, asistimos a una mutación. Y más que verlo como un momento puntual, se instala un continuo de evolución creciente.
En lo que llamamos Nivel Avanzado, junto a un cuerpo de técnicas que suponen un desarrollo importante del campo energético, una alineación más consistente y un calzado en patrones de un orden que va más allá de la linealidad del yo, los alumnos van “tocando” la verdadera naturaleza de la sanación.
Comprenden que cualquiera sea la técnica, podría no pasar de ser una manualidad si no es avalada por el campo, la alineación y el calzado del sanador. Porque en eso reside el poder de una sanación. Porque sanar es inspirar al alma a estar cada vez más encarnada, porque lo que sana es estar “almado”.
El aspecto más importante del trabajo en esta etapa, es el florecimiento y la integración de las distintas dimensiones en cada Ser.
De esta forma el sanador aprenderá a confiar también en el florecimiento del otro. Comprenderá que las sanaciones operadas en Magia Blanca, proceden siempre “de adentro hacia afuera” y por resonancia armónica. Que el trabajo no lo hace él, sino el vínculo. Un vínculo de almas que irá revelando y haciendo sostenible una nueva visión, con más dimensiones.
Descubriendo estados de mayor sensibilidad, que si bien ya existían en forma potencial, no habían sido actualizados.
Manifestar la magia del alma, irradiar la sanación.
Hacia el final del viaje que implica esta formación, los sanadores no sólo comprenden sino que viven la certeza de que la sanación no es algo a ser hecho.
Más allá de lo que hagan, la sanación es una irradiación del alma Pueden “tocar” hasta qué punto alinear las manos al alma, constituye una iniciación. Una iniciación que implica entregar sus manos a una inteligencia más grande, más sabia, más amorosa. Y comprenden también que nadie puede iniciar sus manos si no lo hace su corazón.
Un corazón que busca abrirse camino a través de las manos, porque sólo en vínculo el corazón alcanza su despliegue.
Cuando una nueva visión llega a nuestra vida es porque, esa capacidad amorosa, esa sensibilidad y esa nueva inteligencia implicada en la visión, está lista para florecer.
Nora Rousseaux y Equipo de Tutores Docentes